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El aluminio primario es un material que se consigue gracias a la electrolisis de la alúmina (óxido de aluminio) que se extrae de la bauxita, mineral procedente de regiones tropicales y subtropicales como Australia, Brasil, África Occidental o las Indias Occidentales.

Es uno de los pocos metales moldeable en todos sus procesos de fundición, ofreciendo pocas restricciones de diseño y manteniendo su estado natural sin acabados especiales. Para evitar su posible oxidación se usa el anodizado, proceso electroquímico que refuerza su capa de óxido natural aumentando su dureza y ofreciéndole mayor resistencia a la corrosión y a la abrasión.

El aluminio destaca en la construcción por su largo ciclo de vida, fácil mantenimiento y contribución a la eficiencia energética de los edificios, ya que no necesita ningún mantenimiento especifico y esto se traduce en un ahorro considerable de los costes y en una ventaja ecológica que se mantiene durante toda su vida útil.

Su alta resistencia y bajo peso facilita que los arquitectos cumplan con las especificaciones de rendimiento requeridas, y sus características innatas de resistencia y rigidez hacen posible que los perfiles de las ventanas o los muros cortina sean mucho más estrechos, maximizando la superficie esmaltada, facilitando un mayor provecho de la luz solar y simplificando su transporte y manejo. Además, el aluminio es ignifugo, clasificándose como material ‘no-combustible’.

 

SOSTENIBILIDAD DEL ALUMINIO

El aluminio tiene un ciclo de vida infinito, lo que lo hace altamente sostenible. Puede ser reciclado 100% e ilimitadamente sin perder sus cualidades y, además, es el componente más cuantioso de la corteza terrestre, después del oxígeno y el silicio.

El aluminio reciclado sólo requiere de un 5% de la energía que se utilizaría en la producción a partir de materia prima virgen, con los beneficios ecológicos que esto conlleva. El ciclo de vida de un producto de aluminio es circular, por lo que elimina la generación de residuos. A este nuevo concepto se le ha apodado ‘cradle to cradle’ (de la cuna a la cuna), y se usa actualmente para practicar una economía eficiente en el uso de recursos.

Por lo tanto, podemos determinar que hay dos factores hacen al aluminio imbatible en el campo de la sostenibilidad: la bauxita es un mineral inagotable en la corteza terrestre y reciclable indefinidamente sin perder sus propiedades.

Hoy día, más de la mitad del aluminio que produce la Unión Europea se origina a partir de materias primas recicladas, y esta tendencia crece ininterrumpidamente. Ante la creciente demanda, la Asociación Europea del Aluminio trabaja para desarrollar declaraciones Ambientales de Producto (EDP) para todo género creado en aluminio, siguiendo las normativas internacionales ISO. Se trata de un tipo de etiquetado ecológico destinado a la comunicación empresarial.

Varios estudios determinan que ningún producto de aluminio supone peligro alguno para los usuarios o para el medio ambiente, y que las aleaciones utilizadas, sus tratamientos de superficie y los materiales aplicados son todos neutrales. Ningún producto de aluminio para la construcción conlleva efectos negativos, ya sea con relación a la calidad del aire o del suelo, o en las aguas superficiales y subterráneas.

Las normativas de construcción internacionales, europeas y nacionales son cada día más complejas, pues buscan aumentar la estanqueidad de los edificios para conseguir la disminución de las pérdidas de calor. En este punto clave, el aluminio es el material perfecto, disminuyendo el consumo de energía de los inmuebles hasta un 50%.

Cuando hace frío que queremos rebajar la pérdida de calor y aprovechar al máximo la luz solar. Para ello, la solución es maximizar el área acristalada de las ventanas usando marcos más esbeltos. Usar las persianas también reducirá las pérdidas de calor durante la noche, e ideas como la doble piel de acristalamiento en fachadas o las lamas de aluminio, también protegen el aislamiento de los materiales hacia el interior y ofrecen una barrera impermeable a la humedad y a la luz. Además, el aluminio refleja el calor infrarrojo del inmueble y mejora el rendimiento del aislamiento. Los sistemas de fachada ventilada de aluminio también protegen a los materiales aislantes del exterior contra la lluvia, que podría disminuir sus propiedades térmicas.

Cuando hace calor, la luz del sol debe disminuirse para mejorar el confort climático y reducir al máximo las necesidades de aire acondicionado. Para ello se recomiendan acristalamientos de bajo factor solar combinados con elementos de protección como laminas solares o persianas.

En zonas donde las temperaturas entre invierno y verano varían significativamente es fundamental contar con elementos de protección capaces de optimizar el factor solar de la ventana según las estaciones.

Una ventana de aluminio nueva de rotura de puente térmico (RPT) ahorrará más del 30% del coste de energía, tanto en invierno como en verano, evitando emisiones CO2 de terrible efecto invernadero, y manteniendo intactas las zonas verdes de nuestro planeta.

Los perfiles de aluminio junto con el vidrio ofrecen la combinación perfecta. No hay ninguna duda de que la ampliación de iluminación natural es beneficiosa para la comodidad y el bienestar de los consumidores y reduce, al mismo tiempo, la cantidad de iluminación artificial que consumimos lo cual, sin duda, ayuda a la sostenibilidad del inmueble y de nuestro planeta.

 

 

 

 

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